El clima siguió perjudicando a los trigos del centro norte santafesino en la última semana, con un progresivo deterioro de los cultivos que transitan etapas fenológicas de alta demanda de agua, recurso que no está disponible en el suelo a raíz de la falta de lluvias en la región. Según el monitoreo del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA), que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe, la situación se parece mucho al ciclo 2022, una de las peores campañas en los últimos años, a causa de la sequía de aquel año.
En los últimos siete días, las características ambientales fueron similares a las de la anterior, pero con mayor cantidad de horas luz y temperaturas máximas elevadas para la época del año. A esto se sumaron jornadas de viento norte y -principalmente- ausencia de precipitaciones en toda el área de estudio, condiciones que «incidieron en la evolución de los trigales, en sus diferentes etapas fenológicas, que se encontraban y encontraron en estado crítico».
El reporte SEA indica que el impacto es mayor ahora, debido a que el trigo transita las fases de floración e inicio de formación de granos, «fundamentales en el desarrollo del cereal», que demandan un mayor volumen de agua, «ausente en los perfiles».
Según el monitoreo, la situación «se acentuó en la zona centro oeste y noroeste del SEA, donde aumentaron los síntomas de déficit hídrico, como amarillamiento foliar, irregular evolución de las plantas, menor desarrollo en altura de los ejemplares y como consecuencia, cultivares irregulares, no uniformes».
Así, los lotes con trigo en estado muy bueno o excelente alcanzan al 50 %, mientras que aquellos en estado levemente regular a regular son un 32 % y 18% en estado malo. «El contexto ambiental (menores precipitaciones, heladas, irregular amplitud térmica, vientos constantes) limitó el desarrollo del cereal en sus distintos estados fenológicos, por lo que, en las últimas semanas desmejoraron sus condiciones», sentenció el SEA.
El informe incluye cuadros comparativos del estado de los trigos en esta misma época del año en las tres campañas previas, donde se observa que la situación actual es muy similar a la del año 2022. Al igual que en aquella campaña, la suma de trigos malos y regulares hoy alcanza al 50% del total, aunque dos años atrás los malos eran el 20% y ahora son el 18%.
Vale mencionar que en la cosecha de 2022 resultó muy condicionada por la falta de lluvias, situación que se reflejó en una caída del 43% en el rendimiento promedio, que fue de 21qq/ha en todo el centro norte provincial. Aunque en departamentos como La Capital y San Justo, esa caída superó el 48% y los rendimientos oscilaron entre 17 y 19qq/ha.
En 2022, además, se perdieron unas 11.300 hectáreas (no pudieron cosecharse) y -teniendo en cuenta, también, que se habían sembrado 55.000 hectáreas menos que en 2021- la producción total apenas alcanzó a 650.193 toneladas, menos de la mitad de las casi 3.4 millones del ciclo previo.
Un dato a favor en esta campaña, es que la superficie sembrada es históricamente alta y podría compensar una potencial caída de rindes. Aunque la intención inicial apuntaba a 465.000 hectáreas, 20% arriba del promedio en los últimos 5 años, finalmente se implantaron 420.000. La cifra, aunque es 4% (17.500 hectáreas) menor que el año pasado, resulta una de las más altas para la región desde que el SEA comenzó con el seguimiento de los cultivos en 2010.
Sin embargo, ahora la situación es negativa en materia de precios. En 2022, el desastre productivo se compensó con muy buenos valores a cosecha, que rondaron los u$s 337 por tonelada y permitieron a los productores de la región lograr márgenes positivos pese a la estrepitosa caída de los rindes. Pero esta vez, los números son muy distintos. Este martes 24 de septiembre, el contrato Rosario Diciembre para trigo en MatbaRofex cerró en u$s 215.50.