La agricultura de precisión se consolidó como una de las grandes aliadas del agro argentino, permitiendo a los productores optimizar la eficiencia y sostenibilidad de sus explotaciones. Herramientas avanzadas como los monitores de rendimiento, las imágenes satelitales y los sistemas de telemetría permiten obtener un nivel de detalle sin precedentes sobre el estado de los cultivos, el suelo y la maquinaria. Sin embargo, según datos presentados en una Jornada de Actualización Técnica de CREA, el desafío no radica solo en acceder a estas tecnologías, sino en capacitarse para su correcta implementación y aprovechamiento.
Los monitores de rendimiento son herramientas que registran una serie de datos durante la cosecha, como la velocidad de avance, el ancho de la plataforma de corte, la humedad del grano y el flujo de toneladas por hora. Generan más de 800 datos por hectárea, los cuales se transforman en un mapa de rendimiento que muestra la variabilidad de la productividad en diferentes áreas del lote. Esta información permite tomar decisiones más precisas sobre la gestión de insumos y las estrategias de siembra. Sin embargo, Fernando Scaramuzza, agrónomo del INTA Manfredi, señaló que, aunque todas las cosechadoras modernas están equipadas con estos monitores, muchos productores no los aprovechan plenamente. «El verdadero costo no está en adquirir el equipo, sino en no utilizar los datos generados», advirtió.
A su vez, las imágenes satelitales complementan los monitores de rendimiento, ofreciendo una vista integral del ciclo de crecimiento del cultivo. Estas imágenes permiten monitorear la variabilidad de la vegetación y el estado de salud de las plantas, lo que, sumado a los datos de rendimiento, facilita una comprensión más detallada del potencial productivo de cada lote. Así, los productores pueden ajustar sus prácticas de manejo de acuerdo con las condiciones específicas de cada zona.
Y también se dispone de la telemetría, que permite enviar automáticamente los datos recogidos por los monitores de rendimiento a plataformas de gestión en tiempo real. Esto elimina la necesidad de descargar manualmente los datos y posibilita un análisis más rápido y eficiente. Además, ofrece la ventaja de enviar alertas operacionales y facilitar el ajuste remoto de la maquinaria, incluso en áreas remotas. Scaramuzza destacó que esta tecnología «permite calibrar las máquinas de manera continua, asegurando que cada sector del lote reciba el tratamiento adecuado según sus necesidades».
Una brecha en la adopción
A pesar de los beneficios que estas herramientas ofrecen, su adopción no es homogénea entre todos los productores. Un estudio de la Universidad Austral reveló que el 90% de los grandes productores utiliza monitores de rendimiento, mientras que solo la mitad de los pequeños productores los implementa, a pesar de que todas las cosechadoras están equipadas con ellos. Según Scaramuzza, esta brecha se debe a que muchos productores de menor escala no perciben estas tecnologías como una inversión a largo plazo, cuando en realidad representan una mejora en la eficiencia con un retorno de inversión significativo.
«Para los productores de menor escala, la incorporación de estas herramientas parece no estar dentro del espectro de posibilidades, cuando en realidad representan una mejora en la eficiencia a largo plazo», explicó el especialista de INTA Manfredi. Por lo que subrayó la importancia de promover la capacitación y acercar las tecnologías de precisión a estos productores, no solo para mejorar su rendimiento, sino también para hacer más sostenible la producción agrícola.
Capacitación y enfoque empresarial
Uno de los puntos clave que Scaramuzza destacó en su charla fue la necesidad de una mayor capacitación y un enfoque empresarial comprometido por parte de los productores para aprovechar al máximo la agricultura de precisión. «La tecnología por sí sola no es nunca la solución; la clave está en las personas que la aplican», enfatizó. La adopción de estas herramientas no solo mejora la eficiencia, sino que también atrae a nuevas generaciones hacia la actividad agrícola, lo que resulta crucial para asegurar la sostenibilidad futura del sector.
Además, para que las tecnologías de precisión tengan un impacto real en el agro argentino, es necesario que existan condiciones estructurales que las sostengan. Esto implica contar con conectividad adecuada en las zonas rurales y acceso a financiamiento que permita a los productores adquirir estas herramientas. Sin estos elementos, la implementación de la agricultura de precisión seguirá siendo limitada.
Una oportunidad para el futuro
A medida que el agro argentino avanza en el uso de datos para mejorar la producción, queda claro que aún queda mucho por hacer. Aunque el país ha logrado importantes avances en la adopción de tecnologías de precisión, todavía es necesario extender su uso y capacitar a los productores para que puedan sacar el máximo provecho de ellas. Según Scaramuzza, el sector está en un punto de madurez, pero es fundamental seguir trabajando para lograr una implementación más amplia y eficiente de estas herramientas.
La clave, como señaló el especialista, no está en la tecnología en sí misma, sino en las personas que la utilizan y en cómo estas herramientas pueden transformar la gestión agrícola para hacerla más eficiente, sostenible y rentable.