Entre otras dificultades, la campaña de soja 2024/25 estará marcada por la merma en la calidad de la semilla, causada por las condiciones climáticas del ciclo anterior.
En este contexto, la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (CASEM), la Asociación Semilleros Argentinos (ASA) y la Federación de Distribuidores de Insumos Agropecuarios (FEDIA) publicaron una guía de recomendaciones para productores.
¿CÓMO ENFRENTAR EL PROBLEMA DE LA CALIDAD?
El trabajo presentó estrategias orientadas a maximizar los resultados en el lote, en un año en donde los productores deberán afrontar una serie de riesgos, tanto por factores climáticos como biológicos.
La primera recomendación de las entidades se enfocó en evitar siembras muy tempranas en suelos de baja temperatura, ya que pueden afectar el desarrollo inicial de la planta.
Edgardo Motto, gerente de CASEM, explicó que las condiciones adversas de la última campaña de soja, con picos de calor en enero y febrero y lluvias intensas durante la cosecha, recortaron el vigor y el poder germinativo de la semilla.
RECURRIR AL SEMILLERO DE CONFIANZA
Otra recomendación pasó acudir a un semillero de confianza y utilizar semilla fiscalizada de alto potencial de rendimiento. En este punto, las entidades sugirieron usar el tratamiento de semillas con terápicos, con el fin de frenar la alta presencia de patógenos.
El informe también aconsejó retrasar la siembra hasta noviembre. En ese mes, consideraron que las temperaturas del suelo se estabilizarán en valores óptimos y ademas, habrá buena humedad en los perfiles.
Según Motto, sembrar en octubre -cuando la amplitud térmica aún es amplia y el suelo frío, reduce la rapidez de germinación y aumenta el riesgo de enfermedades. “En noviembre, si hay agua en el perfil, la germinación es más rápida y la semilla tiene menor probabilidad de ser afectada por patógenos”, precisó.
CHEQUEO DE SEMILLAS Y ASESORAMIENTO
En el trabajo, las tres entidades recomendaron realizar chequeos de calidad en laboratorios acreditados, para analizar el poder germinativo y el vigor de la semilla. “Es fundamental saber con qué calidad de semilla contamos para evitar problemas que no tienen solución una vez sembrado el cultivo”, explicó Motto.
El directivo también remarcó la importancia del asesoramiento profesional. En este sentido, un agrónomo puede ayudar a los productores a incrementar la producción y reducir los riesgos de costos adicionales. “Contratar a un ingeniero agrónomo no es un gasto, sino una inversión que se recupera en la medida en que el cultivo logre buenos resultados”, concluyó.