Ante la disponibilidad limitada de agua en las napas y con una mayor humedad en el ambiente, consecuencia de las precipitaciones de finales de agosto, desde el INTA, brindaron recomendaciones ante la aparición de enfermedades foliares.
Tanto la roya amarilla y la roya de la hoja -en trigo-, como la mancha en red -en cebada- presentan alta incidencia en las variedades sembradas y pueden provocar importantes pérdidas de rendimiento.
Para detectar la presencia de estas enfermedades en los cultivos y evaluarlos «hay que analizar las hojas desplegadas y obtener un número concreto de incidencia. En el caso de la incidencia -o sea hojas enfermas sobre el total analizada en una muestra-, en royas se observa al menos una pústula y en manchas, cuando hay una de al menos dos milímetros de longitud», explicó Lucrecia Couretot -especialista en fitopatología de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Pergamino.
«Los monitoreos deben comenzar desde la emergencia del cultivo, con una frecuencia cada siete días y, de detectarse pústulas, hay que realizarlos con más frecuencia». En este sentido, se recomienda «cuantificar la situación del tallo principal y tomando como parámetro las hojas con lígula visible y más del 30 % del área verde».
El criterio de manejo de roya amarilla incluye varios factores, el comportamiento sanitario de la variedad, monitoreo temprano, rendimiento potencial del cultivo y las condiciones climáticas ocurridas y pronosticadas y estadio del cultivo. Este último nos indicara elección del fungicida a utilizar dependiendo hojas a proteger del cultivo.
Los umbrales de acción son orientativos y dependen de cada lote en particular, para variedades susceptibles se recomienda aplicación de fungicidas antes la aparición de los primeros síntomas.
«Estudios mostraron que, en roya amarrilla, por cada 1 % de incremento de la severidad, se pierden entre 53 y 74 kilos por hectárea. En roya de la hoja, 40 kilos y en roya del tallo, 70 kilos respectivamente», puntualizó Couretot.