Si bien amplias zonas de Entre Ríos aún aguardan lluvias abundantes, en general, -y luego de la sequía histórica de 2022-, el clima ha mostrado cambios en una dirección favorable para el país, con zonas que empiezan a mostrar mayor humedad en los suelos y pronósticos de lluvias para primavera y verano más alentadores que los que se tenía el año pasado.
Al cabo de la tercera semana de setiembre, la zona núcleo tiene reservas de humedad equivalentes al 40% de la capacidad teórica, un porcentaje que es todavía bajo pero que supera ampliamente al que se tenía un año atrás. De todos modos, la situación dista de ser pareja.
En materia de precios internacionales de commodities agrícolas, se está observando un retorno a los valores promedio, luego de dos años y medio de precios muy elevados. El mercado de Chicago, tanto en soja como en maíz, muestra precios para el 2024 muy cercanos a los promedios de los últimos 20 años (ajustados por inflación); en el caso de la oleaginosa, un rango de precios de entre USD 480 – 490 / ton para los meses de la cosecha argentina y, en el del maíz, de USD 190 – 200 / ton. Los valores que hoy el mercado maneja para el 2024 se estarían ubicando entre un 10% y 15% por debajo de las previsiones promedio para este año.
La normalización del clima permitiría recuperar productividad y volver a niveles de producción más acordes con los rindes medios tendenciales en el ciclo 2023/2024, que ya arrancó con los cultivos de invierno y está dando sus primeros pasos con las siembras de los cultivos de verano. En un escenario base se estima una producción de 138 millones de toneladas, incluyendo los 7 cultivos principales del país (2 invernales y 5 estivales). A precios internacionales esperados (FOB puertos argentinos), esta producción valdría USD 46 mil millones, unos USD 10 mil millones adicionales a los obtenidos en el ciclo previo. En lo que hace a generación de divisas netas (exige descontar la producción que irá a mercado interno y también las importaciones de soja que realizará la industria aceitera), la próxima campaña podría estar aportando USD 31 mil millones, unos USD 11 mil millones más que la previa (USD 20 mil millones). Nótese que, si bien se trataría de una mejora significativa, el aporte de divisas no volvería a los niveles mostrados en los dos ciclos previos a la sequía (cercanos a los USD 40 mil millones).